Estando en Capital Federal, en el medio de la logística de una próxima crítica surgió la posibilidad de un breve -pero intenso- contacto con la nueva Nissan X-Trail E-Power: la travesía desde la Torre de Motor1 en Béccar, hasta la concesionaria Nissan en Parque Luro, con un par de jugosas intermedias que serán reveladas en breve. Mientras trabajo esta reseña en un café de Aeroparque, ya reescribí un par de veces mi conclusión acerca de qué es y qué no ésta X-Trail, en términos de su clasificación, sobre todo por la influencia de las locomotoras y los Chevrolet Volt. Veamos si sale...
En el caso de las primeras, no hablamos exactamente de locomotoras híbridas, porque al no existir baterías la propulsión es Diesel-Eléctrica, lo que implica el funcionamiento permanente del motor de combustión y el uso de un sistema eléctrico de tracción, en función de sus ventajas para esta aplicación. En el caso del Chevrolet, la confusión radica en que si bien fue promovido como “Eléctrico de Rango Extendido”, con una batería lo suficientemente grande para garantizar ciertos recorridos urbanos, el posterior descubrimiento de un vínculo físico entre el motor de combustión y las ruedas, y su utilización como auxiliar en casos de altos requerimientos de potencia determinó que eran una variante más de híbrido -paralelo, como un Prius- aunque enchufable.
¿Y qué sería este vehículo E-Power, entonces? A falta de una Academia (Lingüística o automotriz) que emita definiciones con algún tipo de autoridad, debemos recurrir a fuentes de conocimiento colectivo, como la Wikipedia. Nos indica que al usar permanentemente el motor eléctrico, y poder consumir alternativa o concurrentemente electricidad y combustible aquí podemos hablar indistintamente de un Vehículo Eléctrico de Rango Extendido o un Vehículo Híbrido en Serie. Nissan parece más entusiasmado con la primera definición, como un atributo de diferenciación comercial, pero yo prefiero la segunda, especialmente porque el rango eléctrico, al estar basado en una batería de 2,1 KWh es suficiente para sólo 4 kilómetros de recorrido en un caso ideal, y sobre todo no puede cargarse con electricidad (como sí podía hacerlo el Volt).
Sin embargo, desde el punto de vista del comportamiento y la dinámica de manejo, la prueba parece darle un poco la razón a la marca. ¿Por qué? Bueno, sencillamente porque desde el manejo ofrece todas las ventajas de un eléctrico: en términos de entrega de potencia, y sobre todo de torque, las aceleraciones son demoledoras y no evidencia las carencias del habitual complemento Atkinson de combustión, a la vez de que la rumorosidad y la presencia en general del motor a nafta son más discretas que en otras alternativas disponibles en el mercado local. Finalmente, la autonomía con el tanque lleno nos recuerda que tenemos un poco de lo más conveniente de ambos mundos.
Respecto del torque, tras la devolución de la unidad surgió otra curiosidad acerca de las diferentes prestaciones, sobre todo en términos de par motor. La ficha técnica (descargar acá) con la que se promociona este producto en Europa declara 213 CV y 330+195 (¿545?) Nm de torque para la versión 4x4 (E-4orce), sin embargo, la comunicación en Latinoamérica exhibe las cifras de la variante con impulso en un solo eje: 204 CV y 330 Nm respectivamente (también existe una versión MHEV), utilizando el término “combinada” para todas las opciones. En mi opinión, se trata de un simple error de interpretación que probablemente Nissan Latinoamérica corrija en breve. La respuesta al manejar la X-Trail E-Power E-4orce sin dudas responde a un vehículo con las especificaciones más altas.
Además, volví a reencontrarme con un viejo amor: el sistema E-Pedal (desconectable), que permite una conducción con un solo pie, prácticamente hasta la detención del automóvil, aunque no a cero como en su primo Leaf. Luego de un plazo muy breve de adaptación, vuelvo a convencerme de que es un concepto sin vuelta atrás (como las cajas automáticas).
El resto del vehículo ya fue relevado en la crítica completa de C.C. (leer acá), pero mis destacados son la excelente calidad de terminaciones, el completísimo equipamiento, la calidad del equipo multimedia y el tablero digital, así como el ingenioso sistema de asientos que configura un 5+2 muy flexible y el conjunto de ADAS que hacen de la conducción en autopistas y calles -como las de la Ciudad de Buenos Aires- una experiencia bastante menos tortuosa.
También volví a reencontrarme con un display HUD, que tiene una visualización muy cómoda y sobre todo agrega datos de navegador para poder tener un manejo muy concentrado en el camino sin riesgo a pasar de largo algún giro indicado.
En un escenario donde esta X-Trail y su competencia más similar, la también excelente Rav4 de Toyota, están más limitadas por la disponibilidad de producto que por sus atributos, se trata de una bienvenida incorporación a la oferta de alternativas más avanzadas de movilidad.
L.V.