Muchos recordarán a la empresa Voltu Motors de Entre Ríos, que con los hermanos Gebhart que sorprendió a propios y extraños allá por 2016 con una moto eléctrica de impresionantes (para entonces, y ahora también) números de desempeño, tanto en lo que hace a las prestaciones como, especialmente, a las características de su sistema eléctrico (ver nota).

En ese momento, y sobre todo en los años a continuación, si bien cumplió con su promesa de entregar un vehículo de las condiciones prometidas (los que la vimos en vivo podemos dar fe, especialmente aquellos que tuvieron la oportunidad de conducirla), como muchas startups de alta tecnología tuvo la oportunidad de pivotar -en la jerga emprendedora, y también basquetbolística, mover el foco mientras se mantiene un pie en un punto- hacia otros modelos de negocios que pudieran capitalizar de la mejor manera los esfuerzos y las tecnologías desarrolladas para lograr tal performance.

En los últimos años vimos a una organización enfocada en su tecnología de baterías y motores, relegando a la motocicleta al rol de demostrador tecnológico y ofreciendo escalar en soluciones comerciales y corporativas. Y es este sector es el que presenta a la empresa retornando al mercado local de la mano de una propuesta muy llamativa: el retrofit de vehículos comerciales a 100% eléctricos.

Si bien es cierto que existen varios y muy buenos desarrolladores de alternativas de retrofit en el país, en muchos casos los proyectos se enfocan en automóviles particulares o vehículos comerciales menores, la propuesta de los entrerrianos se posiciona un escalón más arriba: apuntan a flotas corporativas de reparto, logística urbana y últimas millas.

Los atributos de su propuesta son tan ambiciosos como lo fue su producto debut: la tecnología de baterías es el centro de su cadena de valor y se destaca por una densidad de 450wh/l -casi el doble que una batería 4680 de Tesla- lo que promete packs extremadamente compactos (no se aclara el peso), merced a una tecnología patentada de refrigeración líquida. El otro atributo muy interesante es que integran en la misma unidad el cargador y el inversor, lo que permite trabajar cargas rápidas sin un cargador externo, siempre que esté disponible la potencia adecuada.

Todo esto es muy interesante y bonito, en tanto la ecuación de costos cierre. Y este es el último punto relevante de la propuesta de Voltu: El “Caso de Uso” que proponen es el camión urbano Iveco Daily 55C17, un furgón con una capacidad de carga de 3000 kg que originalmente se equipa con un motor diésel de 3 litros que arroja un consumo de 7km/l se puede reemplazar por un sistema que consume 0,7 kwh por kilómetro, bajando el costo de combustible a una quinta parte, proporción que se traslada al mantenimiento.

El costo de la conversión ronda los 14 millones de pesos, para un ahorro total de 860 mil pesos que además se acompaña con una reducción de la huella de carbono de 10 toneladas anuales. Inicialmente una amortización de 12 años implica sumar a la contabilidad aspectos ambientales, operativos e incluso promocionales, pero además Voltu suma un recurso que aumenta notablemente el atractivo de la propuesta: Financiación de línea verde (no se aclara con qué bancos, pero normalmente son públicos) al 66,5% anual de interés en 48 meses, una tasa marcadamente negativa que en un escenario de inflación acelerada y eventuales devaluaciones implica que el costo real de la implementación es notablemente más bajo y que el período de repago podría estar mucho más en sintonía con el resto de la vida útil del conjunto.

La empresa informa que ya existen unas 10 conversiones circulando en el país. Sin lugar a duda es una propuesta muy interesante que las empresas del sector deberían considerar. En Argentina iniciarse en el sector de la electrificación requiere ingeniería tecnológica, e ingenio financiero.

L.V.

Galería: Voltu Motors - Retrofit

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