Científicos argentinos presentaron un pequeño vehículo autónomo 4x4 que servirá para realizar tareas de investigación en la Antártida: una de sus primeras tareas será participar de las mediciones que se realizan año a año en en el glaciar Bahía del Diablo de la isla Vega, ubicado 60 kilómetros al norte de la base Marambio.
Su nombre oficial es "Robot de uso científico en el sector antártico" y se trata de una plataforma robótica móvil con cuatro ruedas de tracción controlada, creada de forma modular (un módulo de sensores, uno de navegación, otro de control de un brazo mecánico y otro para una red neuronal de imágenes) que es capaz de tomar fotografías y realizar filmaciones muy precisas.
El vehículo tiene dos cámaras integradas y una de ellas está conectada a una red neuronal -tencología que se usa a nivel mundial desde 2020- y a un software mediante el cual se le pueden cargar datos para que haga búsquedas, reconozca patrones a distancia y cuando detecte el objetivo cargado lo filme o lo fotografíe.
"A modo de ejemplo: se le puede cargar la imagen de una determinada especie de pingüino y puntos dónde deberá buscarlos y el robot se maneja de forma autónoma para ir a los lugares y, cuando esta cámara reconoce en el ambiente la imagen del pingüino cargada previamente, automáticamente inicia la captura de imágenes y las guarda", explica el ingeniero electrónico Andrés García, quien es el líder de este proyecto.
Este pequeño vehículo 4x4 posee dos formas de navegación: una por control remoto, en la que lo controla un operador, y otra más avanzada denominada autonóma, que posee una inteligencia artificial de navegación donde a través de una aplicación celular que se desarrolló especialmente, se le pueden cargar puntos geo-referenciales (latitud y longitud) de los lugares a visitar y el robot pude ir de forma autónoma, lo que minimiza el impacto ambiental y evita la presencia del hombre en los lugares más protegidos de la Antártida.
"Para lograrlo utiliza un GPS y procesa a cada instante una triangulación posicional llamada Harvester mediante un proceso matemático de un micro controlador y teniendo en cuenta la curvatura de la Tierra (no una triangulación básica de Pitágoras). Es decir, que el robot analiza en cada actualización online del GPS el punto donde estaba, el punto donde está y el punto a donde tiene que ir, triangula la posición y corrige el rumbo", detalla el ingeniero García.
Con el objetivo de que pueda desplazarse en diversas direcciones, este pequeño vehículo posee un giro diferencial de dos ruedas hacia un lado y dos hacia el otro a distintas velocidades: eso le posibilita corregir su rumbo. Además, cuenta con sensores capaces de detectar obstáculos o pozos, lo que le permite recalcular su avance sobre la marcha.
El prototipo tiene muchas de sus piezas impresas en 3D y fue dotado de baterías especiales que puedan trabajar a muy bajas temperaturas y que se cargan mediante un panel solar incorporado o bien con dos alternativas eléctricas de 220v y 12v; por lo que puede cargarse en la base Marambio o bien de manera natural mientras realiza su trabajo de campo.
El proyecto del "Robot de uso científico en el sector antártico" fue financiado por la Universidad de la Defensa (UnDef) y costó medio millón de pesos. Trabajaron seis personas de mayo a diciembre del año pasado para generar el prototipo que actualmente está viajando a la Antártida. Christian Galasso, quien ha sido parte de ese equipo, irá este verano para ser el operador del prototipo en la etapa de pruebas y mediciones que se avecina y que va a recoger datos importantes para potenciarlo.
"Hasta donde yo sé, Argentina nunca antes había ensayado un robot de estas características en la Antártida, tengo registro de una experiencia similar de Chile en 2020 y una más ambiciosa que hizo China; después mientras me documentaba para este trabajo encontré experiencias de universidades estadounidenses o británicas pero en el Ártico", cierra el ingeniero Andrés García.