Luego de la disposición de sumar un adicional de 5 puntos porcentuales de biocombustible, de manera excepcional por los próximos 60 días, para paliar la falta de gasoil, Motor1 Argentina “se dio cuenta” de que superaba el máximo admitido en los manuales de los modelos gasoleros ofrecidos en Argentina. ¿Y si nuestros autos pudieran usar más proporción de biocombustible?

Desde hace décadas que en Brasil se utiliza el etanol (alcohol) como combustible. Sobre eso, el país vecino desarrolló la llamada tecnología Flex, que permite a los motores usar distintos grados de mezcla entre naftas “comunes” y bio. No estamos hablando de modelos que acá no existen sino de los mismos autos que se fabrican allá y acá, y que se venden en nuestro país, aunque sin esa tecnología. Creo que estamos en el momento de aplicarlo en Argentina.

Tecnología Flex

El uso de dos combustibles distintos en un mismo motor es algo conocido en Argentina donde es común el uso del GNC, pero en este caso nos referimos a motores que consumen una mezcla. Vamos a dejar el Biodiesel para otro momento, ahora vamos a centrarnos en la tecnología Flex, donde en un mismo tanque se puede cargar prácticamente cualquier proporción de nafta y etanol, sin producir problemas al motor.

Nacida en el país vecino en 2003 (el Gol fue el primero, pero pronto siguieron varios modelos) esta solución no está exenta de problemas. Hasta hace poco se requería de un pequeño tanque auxiliar de nafta para garantizar el arranque en frío, aunque en Brasil ya lograron solucionarlo. Por otro lado, el alcohol resulta corrosivo y nocivo para muchos componentes del motor, por lo que se necesita el uso de piezas y materiales específicos.

El etanol rinde menos que la nafta pero produce más potencia, por eso en Brasil declaran dos potencias, una de ellas superior a la del mismo motor en Argentina. Finalmente, el grado de mezcla de nafta y etanol puede variar. En algunos mercados no se supera del 85% de alcohol (E85), mientras que en Brasil se puede usar 100% del biocombustible, aunque las naftas normales ya parten de una mezcla con 20 a 25% de alcohol.

Queda claro que usar una mayor cantidad de alcohol en los motores nafteros no es tan fácil, sin embargo, la tecnología no solo ya está desarrollada y probada, sino en producción y aplicada en los mismos vehículos que se venden acá. ¿Qué necesitamos para aplicarla en Argentina?

Flex y más biocombustibles en Argentina

Uno de los disparadores de esta nota fueron declaraciones de del Gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, quien pidió que se autoricen los vehículos Flex en Argentina. “Queremos una ley que contemple mayor mezcla en las naftas para utilizar cada vez más el biocombustible. Y también que se autoricen los motores flex en el país, porque los fabricamos en una planta automotriz de Córdoba para exportar, pero en Argentina no se pueden usar”, sostuvo recientemente Schiaretti.

El uso de etanol tiene tres características positivas, impulsaría nuevos emprendimientos y reduciría la dependencia de recursos no renovables, además de las importaciones de petróleo y refinados; además, sería más ecológico, no solo por las emisiones mismas de los escapes, sino porque las propias plantaciones absorberían parte del CO2 emitido.

En el caso de Córdoba, según comentó Schiaretti: “Producimos el 33% del maíz de Argentina, somos el sexto productor del mundo, y el segundo productor de soja del país. Tenemos que actuar coordinadamente e ir planteando los pasos necesarios para que vayamos sustituyendo la utilización de los combustibles fósiles por un combustible que contamina menos y que nos permite generar más empleo”, Un ejemplo es que el Gobierno cordobés ya está trabajando junto con la empresa Oreste Berta S.A. para reconvertir los motores de su flota de autos oficiales a un uso "Flex", es decir que puedan funcionar con biocombustibles.

No todo es un lecho de rosas, también hay contraindicaciones. Por un lado, para producirse de manera masiva el biocombustible necesita de cultivos de productos que se pueden usar como alimento, lo que podría causar incrementos en sus costos. También se puede dar de manera inversa, por ejemplo, en Brasil cuando escaló el precio del azúcar casi elimina el uso de etanol.

Otro lado negativo, que fue denunciado por algunos estudios realizados en EUA, sostiene que el etanol termina siendo más contaminante. Las causas están en que el “desmonte” de campos para el cultivo es peor que la cantidad de CO2 que pueden reabsorber las plantas. También hay que tener en cuenta el uso de fertilizantes nitrogenados o que esas tierras podrían haber sido destinadas a programas de conservación.

El último escollo es hacer que convivan los actuales modelos que soportan solo una cantidad reducida de etanol con los nuevos. También es necesaria infraestructura en las estaciones de servicio para abastecer todos los combustibles. La tecnología ya está, ya se produce, no es ajena a nuestra industria, y se fabrica en el mayor productor del Mercosur. El etanol también puede ser producido en Argentina. Como siempre es una cuestión de planificación y coordinación.

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